8/4/10

Abogada, astuta, audaz

El tema que ya aburre a muchos y que saturó en las últimas dos semanas las páginas de la prensa mexicana, el caso de la desaparición-aparición-y-muerte de la niña Paulette Gebara Farah, puede analizarse desde varios ángulos: mediático, jurídico, sociológico y psicológico, lingüístico y de género.

En este último, no deja de sorprenderme la discriminación verbal utilizada por la fiscalía del estado de México, el público de las redes sociales, y en general la vox populi de este país, demostrando una vez más el profundo arraigo que tienen ciertos estereotipos entre los mexicanos.

La madre de la menor es una "abogada astuta y audaz", según el diagnóstico de personalidad emitido la semana pasada por una perito psiquiatra de la misma fiscalía. Esas características no convierten a nadie en asesino, jurídicamente hablando, pero sí elevan a la persona calificada como tal en el blanco perfecto de las sospechas y acusaciones.

Si se habla de un abogado (en masculino) astuto y audaz, sin duda sería un buen litigante, digno de recomendación, lo mismo sucede con cualquier otro ejecutivo, si se es ambicioso, incluso frío, el estereotipo nos remite a un hombre de éxito capaz de solventar grandes problemas y ofrecer mejores resultados en cualquier empresa.

Pero si la letrada es audaz y astuta hay que desconfiar, en el caso de que las lagrimas no afloren de inmediato en las pupilas de esa profesionista las sospechas se incrementan, y ni hablar de ser ambiciosa, pues ese adjetivo -en femenino- tiene una connotación negativa en el español de los mexicanos.

Como la mayoría en este país, no tengo la menor idea sobre lo que le pasó a Paulette, sin duda es una tragedia, la menor perdió la vida, y las circunstancias que rodean al caso no están claras para nadie. No estoy defendiendo a la madre, ni al padre, ni a las empleadas domésticas, ni a la fiscalía. Sólo intento "indiciar", es decir, señalar y apuntar mis sospechas contra los términos lingüísticos que utilizamos de manera diferenciada según el género.

Yo no soy madre, pero sí he sido una periodista y una mujer ambiciosa, en ocasiones fría. Por supuesto, admito que también soy abogada, astuta, audaz.

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