26/5/08

Latinoamérica ya sufre la crisis alimentaria

Los gobiernos de América Latina han decidido unirse para enfrentar la crisis alimentaria que ya afecta a la región y que amenaza con revertir el éxito de algunos programas con los que se ha combatido la pobreza en la última década.

Para ello contarán con la ayuda de los países de la Unión Europea (UE), además de que contemplan adherirse a un Plan de Acción que ha propuesto la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cual se concretará los primeros días de junio en una conferencia que se celebrará en Roma.

Estamos “profundamente preocupados por el impacto del incremento de los precios de los alimentos”, dijeron 45 jefes de Estado y de gobierno en la Declaración de Lima, signada tras la Cumbre América Latina-Unión Europea que se llevó a cabo en la capital de Perú.

El compromiso, añade ese documento, es desarrollar políticas para la erradicación del hambre y continuar luchando contra la pobreza. Por eso “se necesitan medidas inmediatas para ayudar a los países más vulnerables y a las poblaciones afectadas por los altos precios de los alimentos”.

Los gobernantes de Latinoamérica consideraron, junto con sus pares de Europa, que urgen “acciones coordinadas de la comunidad internacional con miras al fortalecimiento de las capacidades agrícolas y del desarrollo rural”, para poder satisfacer la creciente demanda de insumos y granos básicos.

El gran desafío es superar la pobreza al tiempo que se combate la carestía de alimentos con programas sostenibles que respeten el medio ambiente, pues a pesar de cierto progreso alcanzado, “la desigualdad y la exclusión continúan obstaculizando el acceso de diversos sectores de la población a la igualdad de oportunidades”, apuntaron los mandatarios latinoamericanos en la Declaración de Lima.

Fondo Verde

En las discusiones sobre la crisis alimentaria global hay dos factores que ocupan la atención tanto de gobiernos como de organizaciones civiles: el cambio climático y la producción de biocombustibles.

Si bien el mundo aún no logra una opinión unánime sobre el verdadero impacto de estas variables en la subida de los precios de los alimentos, en Latinoamérica se cree que la cobertura de las necesidades energéticas está estrechamente vinculada al desarrollo sostenible, y éste último no podrá llevarse a cabo si no se supera la crisis alimentaria.

Es por eso que en Lima se decidió lanzar el programa “Euroclima”, que permitirá compartir distintas acciones contra el calentamiento global del planeta. De hecho la Comisión Europea, órgano Ejecutivo de la UE, aportará cinco millones de euros (unos 7.7 millones de dólares) para poner en marcha esa iniciativa.

Adicionalmente, los países de la región contarán con el Fondo Verde propuesto por el presidente mexicano, Felipe Calderón, el cual se concretará en las próximas semanas en una nueva reunión de mandatarios en Honduras.

A grandes rasgos, México plantea aumentar la participación de los países en acciones que reduzcan los problemas causados por el cambio climático, a través de apoyos financieros y tecnológicos. Este fondo podría incluso ser complementario al tratado de Kyoto 2012 que intenta disminuir los efectos del calentamiento global.

Con el Fondo Verde se pretenden desarrollar diversas acciones que mitiguen los aspectos adversos del cambio climático, y a la vez promover la transferencia de tecnología hacia los países menos desarrollados, que son precisamente los que padecen con mayor fuerza los efectos de la crisis alimentaria.

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19/5/08

Salinas: indigno, superficial y amnésico

El ex presidente Carlos Salinas de Gortari intenta rehabilitar su imagen en la opinión pública del país, pero la estrategia utilizada, denostando a Ernesto Zedillo y a Vicente Fox en su libro, lo muestra como un político indigno, superficial y amnésico, consideraron académicos.

El ex mandatario “regresó a la grilla barata, a sacar encabezados” en la prensa para vender su libro La década pérdida, sentenció Federico Estévez, politólogo del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

“El nivel de desaprobación y desconfianza (hacia Salinas), que han mostrado las encuestas desde 1995, no ha variado, no ha recuperado su prestigio, ni el cariño del pueblo, ni nada por el estilo en todos estos años”, argumenta el especialista.

Si bien Salinas tiene amigos, aliados, recursos y amplias posibilidades de influencia en las altas esferas del poder, la decisión de golpear a los presidentes que le sucedieron “simplemente es un espectáculo un tanto indigno”, dijo Estévez.

Y es que ahora resulta que tanto Ernesto Zedillo como Vicente Fox se equivocaron garrafalmente en sus administraciones porque abandonaron los principios que Carlos Salinas “tan habilidosamente había incorporado a su gestión de gobierno”, ironiza.

Estévez recuerda que en Estados Unidos durante muchos años el ex presidente Richard Nixon fue duramente vilipendiado por la opinión de los ciudadanos, tras su renuncia en 1974 por el escándalo Watergate. Sin embargo, el político norteamericano trató de recuperar su reputación con estudios cuidadosos, serios, intelectualmente sólidos y académicamente bien fundamentados. Esto le sirvió a Nixon para ganarse al menos una buena prensa, lo que podría haber sido imitado por Carlos Salinas.

El ex presidente mexicano “ciertamente tenía esa opción, (…) pero no, en vez de eso viene a jugar en el lodo, entrando sin más al pleito político”, argumenta Federico Estévez.

Los logros de la administración salinista se ven opacados por las descalificaciones expresadas tanto en el libro, como en las diferentes entrevistas que concedió Salinas en las últimas semanas.

Esta actitud del ex presidente “es lamentable, puede que venda más libros, pero ya hay un sesgo: la percepción de que se está manejando políticamente de manera medio superficial va a dominar incluso la lectura” del texto, agregó.

Federico Estévez insiste en comparar a Carlos Salinas con Nixon, debido a que los dos personajes pasaron a la historia perseguidos por la sombra de la corrupción. Al hacer ese ejercicio, el ex presidente estadounidense aparece con “mayor gracia, porte, seriedad, esfuerzo y empeño que Salinas”.

Ni lo veo ni lo oigo

A su vez, Lorenzo Meyer, investigador del Colegio de México, contrasta la imagen del salinismo con el legado de Nelson Mandela, el ex presidente de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz (1993).

“Si Mandela dice algo, escribe un libro, pues sí, sí tiene detrás de él una base ética, una biografía admirable”, lo que no sucede con Carlos Salinas. Por eso este historiador prefiere “seguir el consejo del mismo ex presidente: ni lo veo ni lo oigo”.

Rotundo en su crítica, Meyer considera que tanto Vicente Fox como Salinas “no tienen calidad moral para que alguien se interese” en ellos de manera seria, por eso “pueden decir lo que quieran, pueden hacer el ridículo, porque en parte eso es lo que hacen”.

“Si alguien quiere leer el libro no creo que le haga mal, pero hay cosas mucho más importantes, la vida es relativamente breve como para andarla perdiendo en los libros de Salinas o de Fox”, manifiesta.

La veintena perdida

De su lado, el analista José Antonio Crespo cree que la imagen de Salinas de Gortari no variará en el corto plazo, a pesar de los esfuerzos del ex presidente por reivindicar su figura.

“A lo mejor dentro de 50 o 100 años los historiadores piensan algo diferente, pero por lo pronto su imagen va a quedar así, más bien (el ex mandatario) ha generado una reacción en contra” al atacar a Vicente Fox y a Ernesto Zedillo, explica el académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Para Crespo realmente no son importantes los juicios expresados por Carlos Salinas, porque en realidad “si en México tenemos alguna posibilidad de democracia es gracias a Ernesto Zedillo, en cuya administración se avanzó significativamente, mucho más que en el sexenio que le precedió”.

“En todo caso se puede decir que ha habido una veintena perdida, son años en los que el mismo Salinas está participando”, dice el investigador haciendo alusión al título del libro del ex presidente.

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13/5/08

El EPR, una guerrilla bipolar

Las decenas de miles de palabras que desde 1996 ha expresado el Ejército Popular Revolucionario (EPR) en sus comunicados lo perfilan como un grupo de tendencia maoísta, cuyos dirigentes han formado su discurso con pinceladas de la Ciencia Política, el Derecho, y sobre todo con los ortodoxos dogmas del marxismo-leninismo.

El mestizaje de sus posturas también es resultado de que en el grupo guerrillero son varias y distintas las personas que en cada ocasión se encargan de redactar los comunicados, lo que origina contradicciones e incluso desmentidos o reproches hacia las “comandancias de zona”, que también suelen informar sobre las actividades que realizan en estados como Oaxaca o Guerrero.

Otra característica del discurso de esta guerrilla es la inclusión de informaciones internas, emitidas quizás por error o impericia, que han servido para confirmar hechos y personajes relacionados con el grupo armado, mientras que en otras ocasiones ha sido exhibida una deficiente uniformidad con respecto a sus posturas y reclamos.

Un ejemplo de todo lo anterior lo constituyen los despachos que el EPR ha emitido desde hace un año tras la desaparición de sus militantes, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez.

De entrada, éste último activista inicialmente era identificado por el grupo guerrillero como Raymundo Rivera Bravo, un hombre de 55 años cuyo rostro fue dado a conocer el 8 de junio de 2007 en un documento que incluyó su fotografía.

La desaparición de los dos eperristas se hizo pública el 2 de junio del año pasado a través de una misiva firmada en Oaxaca por la comandancia militar de zona de la guerrilla, y no fue sino hasta el 27 de junio, después de 11 comunicados más, cuando el nombre fue corregido.

La ilegal detención de estos militantes hizo que el EPR diera un importante pero contradictorio paso al exponer -el pasado 24 de abril- que estaba dispuesto a iniciar un diálogo con las autoridades.

En esa fecha, la comandancia general de la guerrilla se dirigió al obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, al escritor Carlos Montemayor, al periodista Miguel Ángel Granados Chapa, al antropólogo Gilberto López y Rivas, y al Frente Nacional Contra la Represión para “nombrarlos intermediarios para dialogar con este gobierno y alcanzar la justicia que tanta falta hace a nuestro pueblo”.

Sin embargo, dos días antes de ese comunicado, la misma dirigencia rebelde desconoció a la actual administración, consideró que Felipe Calderón llegó “al poder ilegítimamente”, además de que éste ha permitido “actitudes de los criminales represivos” que mantienen en cautiverio a Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez.

Obviando la incoherencia, las condiciones y alcances del diálogo que se proponía el grupo armado llegaron el 28 de abril con otra carta, en ella se pidió al gobierno federal que cesara el hostigamiento que han sufrido las familias de los dos desaparecidos, “que se deje de perseguir y de investigar a quienes consideran son parte nuestra”, y se suspendan los operativos de búsqueda y captura de miembros del Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR), el ilegal brazo político del EPR.

Es decir, además de la presentación de los dos desaparecidos y el intento para “alcanzar la justicia que tanta falta hace” al país, el diálogo propuesto por la guerrilla serviría para lograr una especie de indulto en favor de todos los eperristas que son buscados por la Procuraduría General de República (PGR).

En realidad, para que el Ejecutivo federal detenga una investigación de la fiscalía tendría que ordenar al procurador que deje de ejercer la acción penal contra los presuntos responsables de algún delito o renunciar a cumplir las órdenes de aprehensión emitidas por el poder Judicial, algo que en el caso del EPR resulta poco probable considerando los atentados que el grupo perpetró contra instalaciones de PEMEX.

Tan sólo con la lectura de esos tres comunicados (22, 24 y 28 de abril), realmente sorprende la disposición que tenía la guerrilla para encontrarse con el gobierno a pesar de considerarlo ilegítimo; de hecho, entre el rosario de epítetos expresados contra Felipe Calderón el EPR incluye en el documento del 22 de abril las expresiones de “represor (que) ha aprendido tales cosas del PRI”.

Las misivas reclamando la presentación con vida de los dos maquis desaparecidos abundan también en conceptos políticos con los que el EPR da a conocer su particular visión de la política contemporánea.

Al gobierno colombiano encabezado por Álvaro Uribe, reelegido presidente en las urnas en 2006, lo consideró dictatorial el pasado 1 de abril, en tanto que apoya el reconocimiento como beligerantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), señaladas hasta por la ONU como el brazo armado del narcotráfico de ese país.

“Los que dicen o hacen eco de que (las FARC) son narcotraficantes para sostener su lucha no es más que la continuación de lo que los Estados Unidos ha utilizado para descalificar cualquier fuerza política que no está de acuerdo con sus intereses”, sentenció el EPR en un comunicado el 14 de marzo de este año.

En cuanto a los métodos de la democracia representativa, la guerrilla ha informado que suele practicar consultas tanto internas como a las bases sociales que les apoyan, éstas últimas “han manifestado su disposición a inmolarse heroica y radicalmente contra los instrumentos de la oligarquía”, explicó un despacho del 21 de febrero.

En ese mismo documento se detalla a los militantes que las nuevas fuerzas de la revolución deben prever “siempre la infiltración”, aunque no se abunda en detalles sobre la identidad de quienes estarían colaborando con las autoridades desde el interior de la guerrilla.

“Hay algunos que se dicen revolucionarios (pero) ya han sido cooptados por inteligencia militar mexicana y están haciendo un llamado a la unidad a toda costa, experiencia que ya se vivió en los años 70, siendo el resultado la destrucción orgánica de la heroica Liga Comunista 23 de septiembre”, reconoce el grupo armado.

Este tipo de señalamientos en los que la guerrilla proporciona información que en realidad no se le ha solicitado es una constante, como lo es la disparidad discursiva del comité central del Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR) que firma los comunicados junto con la comandancia general del EPR.

Una muestra de ello se puede encontrar en el despacho del 15 de agosto de 2001 que versa sobre las detenciones de los hermanos Cerezo Contreras, acusados de colocar artefactos explosivos en tres sucursales bancarias de la Ciudad de México.

Estos 3 jóvenes vivían con sus padres quienes son militantes de nuestro PDPR-EPR, por lo que algunos documentos y materiales encontrados en dicho domicilio son propiedad del partido y se encontraban bajo la responsabilidad de nuestros militantes”, admitió el grupo contradiciendo lo repetido por los mismos detenidos, quienes hasta hoy niegan que sus padres sean guerrilleros.

Según información de la PGR, Alejandro, Héctor, Antonio, Francisco y Emiliana Cerezo Contreras son hijos de Elodia Canseco Ruiz y Tiburcio Cruz Sánchez, presuntos fundadores del EPR que también utilizarían los nombres de Emilia Contreras Rodríguez y Francisco Cerezo Quiroz.

De hecho, a partir del reconocimiento de la guerrilla sobre la militancia de los padres de los hermanos Cerezo, y la posterior identificación por parte de las autoridades, se entiende la importancia que los rebeldes le han dado a las desapariciones de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, pues éste último sería nada menos que el tío de los Cerezo y hermano del creador del EPR.

“Estos jóvenes no son delincuentes ni pertenecen a ningún grupo armado, son inocentes y su único delito, si así se le quiere nombrar, es que son hijos de militantes de nuestro partido que por muchos años han sido perseguidos políticos”, agregó entonces la misiva.

Demostrando que la fortaleza ideológica, táctica y militar que presumen es directamente proporcional a su impericia en temas de comunicación, el EPR ha ofrecido abundantes pistas sobre su perfil desde 1996, cuando se dio a conocer en el primer aniversario de la masacre de Aguas Blancas en el estado de Guerrero.

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Madres de guerrilleros

Son mujeres poco afectas a los reflectores, la mayoría prefiere guardar silencio sobre las actividades de sus hijos, aunque éstas sean la causa principal de sus preocupaciones; pasan noches enteras sin dormir y amanecen tristes, ojerosas, con ganas de que todo sea una pesadilla. No es fácil llevar a cuestas la certeza de que se tiene un hijo en alguna guerrilla: al principio lo niegan, pero en su fuero interno recuerdan que el vástago era rebelde desde pequeño.

Si coinciden o no con la causa enarbolada por el grupo armado al que pertenece el hijo es algo irrelevante, pues el amor a su muchacho suele excluir cualquier discusión ideológica, lo cual de paso ayuda a mitigar los sentimientos de culpa que a veces las atormentan.

En ocasiones la zozobra acaba con su paciencia y explotan en reproches con el marido; sienten que no las entienden, incluso hay quienes les dicen que sufren gratuitamente o que de plano exageran ante una realidad que no pueden modificar.

Pero el trago más amargo llega a la hora de la comida, cuando sirven la sopa caliente en un día nublado y la nostalgia les cala hasta los huesos pensando que el retoño quizás no tiene qué comer. Ese dolor que sólo ellas saben sentir también entra de súbito en la recamara al encender la televisión y el noticiero anuncia un operativo militar que intenta acabar con el foco guerrillero.

Desde hace casi tres lustros, más o menos así ha sido la vida de Socorro Vicente, la abnegada madre del hombre que se esconde detrás del pasamontañas en las profundidades del estado de Chiapas.

“Ahorita no me siento muy bien” de salud, es la frase que cada año repite la mamá del Subcomandante Marcos tratando de esquivar a la prensa. “Me siento medio deshidratada” por el calor, es otra de las excusas que le sirven a esta mujer de 78 años para no hablar del líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), identificado en 1995 como Rafael Sebastián Guillén Vicente, el cuarto de sus ocho hijos.

Hija del emigrante español Sebastián Vicente Morillo, Doña Socorro, como se le conoce en Tampico, Tamaulipas, ya se acostumbró al constante cuchicheo de quienes se encuentran con ella en la calle. Por eso sale poco, además de que el buen ánimo no la acompaña del todo desde que hace dos años y medio murió su esposo, Alfonso Guillén Guillén.

De joven, la madre de Marcos solía ayudar a su marido en los negocios que éste emprendiera, sin descuidar nunca las labores del hogar y la atención a sus hijos. Por eso fue muy duro el golpe de 1994, cuando en los primeros días de enero empezó a reconocerse en los ojos de aquel encapuchado que explicaba el levantamiento zapatista en la plaza de San Cristóbal de las Casas.

Si bien el matrimonio Guillén Vicente sospechaba por las prolongadas desapariciones de Rafael, saberlo encabezando una guerrilla parecía un argumento sacado de las historias de caballeros que el hijo pródigo solía leer en la infancia.

“Ya no saben ni qué hacer estos muchachos”, consideró Socorro Vicente en 2005 al opinar de manera escueta sobre los planes de su hijo, que entonces pretendía iniciar con la “Otra Campaña” un segundo recorrido por el país después del denominado “Zapatour” de 2001.

Con monosílabos, Doña Socorro admitió estar “más tranquila” ante la posibilidad de que el EZLN se convirtiera en un movimiento político si así lo decidían sus bases indígenas y los simpatizantes de la “Otra Campaña”, escenario que desapareció del discurso del subcomandante Marcos desde mayo de 2006, después de que éste se solidarizara con los detenidos de San Salvador Atenco.

Siempre pendiente de las noticias, Socorro Vicente no se anima a expresar alguna admiración por Rafael Sebastián, como sí lo hacía su esposo, Alfonso Guillén, quien antes de morir dijo que ellos entendían la peculiar vocación de su hijo, por lo que no podían pedirle que se retirara.

Madre en la clandestinidad

Algo similar ocurre con la familia Cerezo Contreras: Emilia, madre de cinco hijos, dos de ellos en prisión, es incapaz de sugerirles que cesen su activismo, aunque en este caso, quien es señalada de pertenecer a un grupo armado es precisamente ella.

“Extraño su compañía, su algarabía, las sobremesas mientras vivimos bajo el mismo techo”, expresa Emilia Contreras Rodríguez en una de las cartas que a través de Internet envía a sus hijos Alejandro, Héctor, Antonio, Francisco y Emiliana.

Los hermanos Cerezo, tres de los cuales fueron detenidos en 2001 acusados de la colocación de artefactos explosivos en sucursales bancarias de la Ciudad de México, aseguran que no han visto a su madre desde 1991, año en el que por enésima ocasión habría pasado a la clandestinidad al igual que su esposo, Francisco Cerezo Quiroz.

Emilia y Francisco, de acuerdo con la Procuraduría General de la República, en realidad serían Elodia Canseco Ruiz y Tiburcio Cruz Sánchez, presuntos fundadores del Ejército Popular Revolucionario (EPR).

“Nunca nos han mostrado la ficha o el expediente en el que quede asentado que efectivamente son ellos”, argumentó en diciembre de 2004 Francisco Cerezo Contreras, activo defensor de la inocencia de sus hermanos Antonio y Héctor, quienes permanecen encarcelados cumpliendo una condena de 13 años.

Según los relatos que Emilia ha contado a sus hijos, la primera vez que decidió dejar atrás toda su vida fue en 1972. “Me alejé de mis papás, mis hermanos, mis amistades, de la familia de papá, para buscarlo, reunirme con él y protegernos de la persecución del gobierno”, puede leerse en una de las misivas enviadas a los hermanos Cerezo.

Siempre preocupada por el destino de sus hijos, Emilia no deja de aconsejarlos, les pide que se mantengan optimistas a pesar de las duras circunstancias que les ha tocado vivir, y sobre todo nunca olvida enviarles “todo el cariño de mamá”.

Represión familiar

Al igual que Emilia, el destino de Dominga Cabañas se convirtió -desde finales de la década de los años sesenta- en un constante sobresalto que terminó matándola de una embolia en octubre de 2007.

La tía de crianza de Lucio Cabañas Barrientos, el guerrillero fundador del Partido de los Pobres (PDLP), fue una víctima más de la dura represión emprendida en el estado de Guerrero para acabar con las bases sociales que apoyaban a los rebeldes.

Dominga no tenía una posición política, de hecho era iletrada el día que fue detenida sólo por ser familiar de aquel maestro rural que decidió alzarse en armas en las inmediaciones de la sierra de Atoyac.

Lo mismo sucedió con la madre y los hermanos de Lucio, todos en algún momento fueron apresados y objeto de amenazas, lo que obligó a Dominga a dejar el poblado de El Cayaco, en el municipio de Coyuca de Benítez, para trasladarse en silencio a la Ciudad de México.

Nacida en 1920 en la oscuridad de la pobreza, Dominga Cabañas se hizo cargo de Lucio cuando éste tenía ocho años; eran los tiempos en los que Manuel Ávila Camacho gobernaba el país bajo la promesa de dar garantías a la propiedad rural, política que sólo terminó beneficiando a los terratenientes.

Por eso Dominga nunca se enteró que desde entonces los distintos gobiernos de Guerrero crearon sólidas bases de complicidad con aquellos que años después delatarían a su sobrino.

El día en que Lucio fue asesinado, el 2 de diciembre de 1974, Dominga Cabañas se estremeció con el miedo que durante décadas ha atormentado a su familia. “El temor nunca termina, porque el gobierno y las leyes son injustas”, explicó el año pasado Micaela Cabañas, hija del guerrillero. Dominga pensaba lo mismo.

Mamá, la desaparecida

Un año después de la muerte del fundador del PDLP, convencidos de que la utopía era posible, decenas de jóvenes seguían enrolándose en las filas de la Liga Comunista 23 de Septiembre, la guerrilla urbana que mantuvo en jaque a las autoridades durante buena parte de los setenta. Una de ellas era Carmen Vargas Pérez, la madre desaparecida de Aleida y Lucio Antonio Gallangos.

“Yo estoy bien conciente de que mis papás ya no están, quisiera que me dijeran ‘aquí están, aquí los tenemos’, pero ya son muchos años, mucha gente murió en las torturas, a muchos otros los ejecutaron”, enfatiza Aleida con resignación.

A Carmen la vieron por última vez afuera del cine Cuitlahuac de la colonia Clavería, al noroeste de la Ciudad de México, era el 26 de Julio de 1975. Ese día fue interrogada por la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), dependencia que la identificó con el alias de “La Morena” y miembro de la Brigada Roja de la Liga 23 de Septiembre.

Maestra normalista de profesión, Carmen salió intranquila a la cita del cine donde se encontró con dos compañeros del grupo armado. En realidad tenía el alma en un hilo desde Junio cuando su hijo mayor, entonces de tres años, desapareció a manos de algún cuerpo de seguridad, y luego le siguió su esposo, el también guerrillero Roberto Antonio Gallangos Cruz.

“Carmen Vargas Pérez está siendo interrogada y ha proporcionado dos domicilios de los que ellas denominan casas de seguridad”, explica una ficha encontrada en los archivos de la DFS que data del 1 de Agosto de 1975. Después de esa fecha, Carmen se volvió herida abierta para sus familiares.

El último abril

El destino de Jesús fue parecido, su madre lo vio de lejos por última vez el 18 de abril de 1975, luego de que durante meses solo se reportaba a casa con rápidas llamadas que hacía desde algún teléfono público, simulando ser otra persona.

Eran las exigencias de la clandestinidad, aunque con ello no podían evitarse las “visitas” de la policía a familiares y amigos, quienes fueron sometidos a largos interrogatorios a pesar de no tener ningún dato sobre el paradero de Jesús, un estudiante de medicina que la prensa consideraba “presunto terrorista”.

“Yo no sabía a qué se dedicaba, lo empezaron a perseguir exactamente el 25 de noviembre de 1973, me enteré porqué no regresó a la casa y al día siguiente salió en el periódico que él era integrante de la Liga”, recuerda la senadora Rosario Ibarra de Piedra.

Jesús tenía 21 años cuando su madre tomó conciencia sobre “la tortura y el cautiverio injusto” que implementaban los cuerpos de seguridad de la época; a partir de ese momento ella habló 39 veces con el entonces presidente Luis Echeverría, se reunió con el otrora secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, y con el subsecretario Fernando Gutiérrez Barrios, sin obtener una respuesta.

“Es una cosa espantosa: la incertidumbre, el no saber donde está, el tener la certeza de que lo han maltratado muchísimo, es un dolor incesante, aunque pasen los años no acaba”, explica la fundadora del Comité Eureka.

El hijo de Rosario Ibarra tenía una mirada fresca y optimista, como la mayoría de los muchachos que se preocupaban por la sociedad en la década de los setenta. “Los nuestros, los que se fueron a la guerrilla, los que entregaron su juventud a la lucha por los más pobres, por los más oprimidos, son iguales”, enfatiza la senadora.

Desde hace 33 años, la madre de Jesús Piedra dejó atrás su casa en Monterrey para transformarse en una incansable luchadora social; ella no pierde la esperanza de encontrar a su hijo, aunque para ello es necesario disciplinar el llanto, porque “no queremos que nos vean llorar los poderosos, los que se los llevaron”.

Publicado en la Revista Cambio

12/5/08

El mundo con hambre

Los factores que la provocaron son inciertos aún, los expertos acuden al cambio climático para explicarla, otros al aumento de los precios de los combustibles y a la creciente demanda de insumos agrícolas, algunos más apuntan a las malas políticas comerciales o a una combinación de todas las anteriores variables que dieron como resultado la actual crisis alimentaria del mundo.

Las reservas de alimentos “en muchos países se encuentran al nivel más bajo de los últimos 30 años y en algunos casos de los últimos 60 años, debido a que se consume más de los que se produce”, afirmó Josette Sheeran, directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Según la funcionaria, la disminución de las provisiones alimenticias fue provocada por el alza constante de los precios en el mercado mundial, situación que ha traído graves consecuencias sobre todo en las poblaciones más pobres del planeta.

El PMA, un organismo de la ONU con sede en Roma, calcula que las necesidades de asistencia para las naciones vulnerables ascienden a 750 millones de dólares, 250 millones más que el pasado mes de febrero cuando esa institución solicitó 500 millones de dólares de manera urgente a la comunidad internacional, a causa del déficit que el alza de los precios había dejado en su presupuesto.

“Pensábamos que se había llegado a una zona de calma, pero hemos visto cómo solamente en cinco semanas se ha duplicado el precio del arroz en Asia”, alertó Sheeran.

Según datos del Banco Mundial (BM), al menos 100 millones de personas sufrirán de manera directa la crisis alimentaria al profundizarse las desigualdades en los países menos desarrollados. De hecho, es previsible una “situación de emergencia” en naciones que en 2007 presentaban una situación estable.

“Yo les llamo el nuevo rostro del hambre, porque son personas que hace solamente seis meses no estaban en una situación de emergencia y ahora entran de lleno en esa categoría", dijo la directora del Programa Mundial de Alimentos.

Los problemas más graves los sufrirán las naciones que dependen de la importación de productos agrícolas, con lo que a la vez se acentuará la brecha entre los hemisferios con mayores recursos y las áreas donde éstos escasean.

Como ejemplo de lo anterior se destaca la proporción del gasto en alimentos en las naciones ricas y pobres: mientras los hogares del mundo desarrollado invierten menos del 18% de su presupuesto en alimentación, en los países en desarrollo el promedio es del 70%.

Por eso es “muy escaso” el margen de maniobra que pueden conseguir aquellas naciones que dependen de la importación de alimentos, de acuerdo con el PMA, organismo que calificó a la crisis como un “tsunami silencioso”.

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