México requiere reformas estructurales que le permitan no sólo enfrentar la actual crisis alimentaria mundial, sino también el cíclico deterioro de las condiciones económicas externas, considera la secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
“Es de elemental prudencia reconocer que el deterioro de las condiciones externas pueden ser mayores y más prolongadas, (…) por lo tanto se vuelve más urgente avanzar en los acuerdos que nos permitan conseguir las reformas estructurales necesarias para hacer a la economía mexicana más competitiva”, aseguró el titular de esa dependencia, Agustín Carstens.
Pero además de las reformas, que de manera implícita aluden al paquete de iniciativas para modificar el marco regulatorio de los hidrocarburos mexicanos, de parte del poder Ejecutivo se pretende alcanzar tasas de crecimiento superiores al 5%, generar más de 800,000 empleos formales y lograr que 30% de la población que padece pobreza alimentaria (pobreza extrema) salga de esta condición.
Esas son las principales líneas del Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo (PRONAFIDE), con el que se apoyará desde este año y hasta el 2012 a los sectores más vulnerables de la economía del país.
Se trata de promover “condiciones adecuadas para aumentar la productividad de cada sector”, añadió Carstens, pues aunque la pobreza ha disminuido en los últimos años, en México las tasas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita son menores a las observadas en otros países en desarrollo.
La fórmula del gobierno mexicano, según el titular de Hacienda, incluye aumentar la productividad del capital, tener más inversión, y mejorar los niveles de educación y salud; en conjunto estos factores permitirían en el mediano plazo contar con un mayor crecimiento y desarrollo económico.
Adicionalmente, México requiere mejorar su infraestructura, elevar los niveles de justicia y Estado de derecho, mantener la estabilidad macroeconómica y el grado de competencia en los mercados, además de reforzar las políticas de desarrollo social.
Hay que promover “las condiciones adecuadas para aumentar la productividad” y para ello el PRONAFIDE es un mapa hacia el futuro, aseguró Carstens.
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