Una suma de errores e indiscreciones cometidos por los simpatizantes mexicanos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) contribuyeron a la debacle que sufre esa guerrilla desde marzo pasado, el fatídico mes que inició con la muerte de Raúl Reyes, el número dos del grupo, y concluyó con la desaparición física --debido a un ataque cardiaco-- de su histórico líder, Pedro Antonio Marín, mejor conocido como Manuel Marulanda, Tirofijo.Inexpertos, los miembros del Núcleo mexicano de apoyo a las FARC fueron la pista principal que guió al Ejército de Colombia al refugio que Reyes mantuvo en Ecuador hasta la madrugada del 1 de marzo, cuando el vivac de quien fuera yerno de Marulanda fue destruido por la aviación colombiana, revelaron a Cambio fuentes cercanas al grupo armado que pidieron anonimato.
Las llamadas que Raúl Reyes hizo al presidente venezolano Hugo Chávez, que supuestamente al ser interceptadas permitieron su localización, en realidad no habrían sido decisivas para la operación militar en la que también fallecieron cuatro mexicanos.
Para la guerrilla, al menos así lo indican las fuentes consultadas en México, el segundo al mando de las FARC murió por la torpeza y la irresponsabilidad de los universitarios aztecas, quienes no observaron las medidas de seguridad necesarias al visitar el campamento de Luis Edgar Devia Silva, el verdadero nombre de Raúl Reyes.
Los mexicanos “hablaron de más” mientras se encontraban en Quito para participar en el segundo Congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), evento en el que no sólo había simpatizantes de las FARC, sino también decenas de infiltrados a los que no les fue difícil seguir el rastro de los aspirantes a guerrilleros, quienes adicionalmente no contaban con la preparación táctica que exigía acercarse a un campamento clandestino.
La impericia le costó muy cara tanto a las FARC como a los mismos mexicanos, de hecho, añadió la fuente, la molestia del grupo guerrillero hizo que se suspendiera el apoyo económico que recibía el Núcleo de simpatizantes de México. Es por eso que la sobreviviente Lucía Morett Álvarez tuvo que refugiarse en Nicaragua luego de haber salido del hospital tras su rescate en el escondite de Reyes.
La mexicana, además de que es investigada por la Procuraduría General de la República (PGR), también enfrenta cargos por delitos en contra de la seguridad interior de Ecuador, según un fiscal de ese país que anunció hace dos semanas que pediría su extradición junto con las dos guerrilleras colombianas que igualmente sobrevivieron al ataque aéreo que acabó con la vida del número dos de las FARC.
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